18 de febrero de 2010

Cine. Reseña intempestiva. Una historia violenta, de David Cronenberg.


La película comienza con el diálogo entre dos hombres junto a un auto, en una parada cualquiera en una ruta de Estados Unidos. Uno de los hombres, el más joven, entra en un minimercado para buscar algo que tomar y no se inmuta cuando ve dos cadáveres tirados en el piso. De lo cual deducimos que fueron él y sus compañero quienes han asesinado a los que yacen detrás del mostrador. Una puerta se abre, una nena irrumpe con gesto desesperado, el hombre joven se sorprende, toma disimuladamente su pistola luego le apunta y dispara. Pero no vemos este hecho sino que a través de un montaje sonoro el ruido del disparo se asimila a un grito de una ñiña. Aparecemos en la casa de Tom Stall, protagonizado por Viggo Mortensen, cuya hija acaba de despertar aterrada porque ha soñado con monstruos. Este es el comienzo verdadero de la historia. Los dos asesinos, la noche siguiente, recalan en el bar que tiene Tom en el pueblo, con el cual mantiene a su mujer, su hijo adolescente y su hijita. Los hombres tratan de asaltarlo, Tom intenta no reaccionar, pero no puede evitarlo cuando uno de los asesinos está por atacar a su empleada. Tom le rompe una jarra de café en la cara al más viejo, le quita el arma, le dispara a él y al más joven con una efectividad total y, cuando el más viejo le clava un puñal en el pie, Tom termina de rematarlo con otro disparo. Tom se convierte en el héroe pero también ha delatado su condición. Nadie es capaz de golpear y matar con tanta efectividad si no es un profesional. Es lo primero que a uno le viene a la cabeza luego de ver a Tom Stall en plena acción. Uno o dos días después tres hombres muy misteriosos entran en el bar y le hablan a Tom, llamándolo Joey. Tom niega llamarse así, la actitud de los tres hombres es bastante amenazante pero sin embargo, la esposa de Tom, que está presente los echa y llama a Sam el policía del pueblo, quien logra interceptar a los tres hombres en la ruta y les ordena no volver más. Sin embargo, los hombres no obedecen, y en una estación en la que la mujer de Tom se encuentra de compras con su hija, la mujer vuelve a encontrarse con Fogart, el jefe de los tres hombres misteriosos, interpretado por Ed Harris. La mujer ha perdido de vista a su hija y en plena búsqueda se topa con Fogart, que sentado en un banco le señala la presencia de la nena, que se encuentra mirando una vidriera. Luego de regañarla y entrecruzar unas palabras con Fogart, la mujer se va, anunciando que logrará que no pueda estar a menos de ciento cincuenta metros de su familia. Sin embargo, poco después, cuando Tom siente el peligro latente que le hace correr desde el bar a su casa con el pie herido, Fogart y sus secuaces se presentan en la casa de Tom, con su hijo de rehén. Tom se ofrece a cambio de su hijo, y después de confirmar que su hijo está a salvo, entabla una lucha con los tres en la que vuelve a exponer sus dotes de matador. Sin demasiada dificultad y con gran pericia mata a los dos secuaces pero recibe un tiro debajo de la clavícula. Cuando está por morir a manos de Fogart, su hijo le salva la vida de un escopetazo del cual Fogart ya no se puede reponer. Ahora la mujer de Tom se ha dado cuenta de la verdad. En realidad Fogart no mentía. Tom es en verdad Joey, y ella ha tenido dos hijos con un matador profesional que le ha ocultado todo su pasado y ha dado una cantidad de detalles falsos. Sin embargo, la mujer decide mantener el secreto dentro de los límites de la casa y cuando Sam, el policía, llega para averiguar más sobre Tom, ella misma se ocupa de protegerlo y echarlo sutilmente. Sin embargo, no ha terminado todo allí. Su propio hermano, que Tom ha negado cuidadosamente, lo busca para hablarle. Tom acude a la lujosa casa de su hermano (interpretado por William Hurt). También su hermano está rodeado de matones, también su hermano intenta asesinarlo, también su hermano falla. Tom logra matar a todos los secuaces de su hermano y luego le dispar en la cabeza sin demasiado remordimiento. Al amanecer, Tom se desnuda, se acerca a un pequeño lago y se lava la cara y el cuerpo en un baño que pareciera bautismal. A partir de ahora Tom ya deja de ser Joey para siempre. Tom vuelve a su casa en el mismo momento en que su mujer y sus dos hijos se disponen a rezar para iniciar la cena. Cuando ven a Tom, lo aceptan con la mirada y su hijo le alcanza el pan que van a compartir todos.