26 de septiembre de 2009

Nathaniel Hawthorne. Argumentos


Argumentos anotados por Nathaniel Hawthorne


* Un hombre, en la vigilia, piensa bien de otro y confía en él plenamente, pero lo inquietan sueños en que ese amigo obra como enemigo mortal. Se revela, al fin, que el carácter soñado era el verdadero. La explicación sería la percepción instintiva de la verdad.

* En medio de una multitud imaginar a un hombre cuyo destino y cuya vida están en poder de otro, como si los dos estuvieran en un desierto.

* Un hombre de fuerte voluntad ordena a otro, moralmente sujeto a él, la ejecución de un acto. El que ordena muere y el otro, hasta el fin de sus días, sigue ejecutando aquel acto.

* Un hombre rico deja en su testamento su casa a una pareja pobre. Ésta se muda allí; encuentran un sirviente sombrío que el testamento les prohíbe expulsar. El sirviente los atormenta; se descubre, al fin, que es el hombre que les ha legado la casa.

* Dos personas esperan en la calle un acontecimiento y la aparición de los principales actores. El acontecimiento ya está ocurriendo y ellos son los actores.

* Que un hombre escriba un cuento y compruebe que éste se desarrolla contra sus intenciones; que los personajes no obren como él quería; que ocurran hechos no previstos por él y que se acerque a una catástrofe, que él trate, en vano, de eludir. Este cuento podría prefigurar su propio destino y uno de los personajes sería él.

1868

La imagen de hoy: "Crepúsculo", de Grosz

CUADERNO INFANCIA 47


Un día de semana cualquiera, ya comienza a anochecer (aunque quizá son recién las seis de la tarde), si no me equivoco estoy en mi pieza de la casa de Emilio Lamarca, la que está justo al lado del baño. De pronto Eduardo sube las escaleras, entra en la habitación y cuenta (no sé si se dirige a mí) que ha conseguido entradas gratis para el Cine San Martín, que se inaugura en esa fecha. Yo no sé si llego a los seis años y le pregunto sin ninguna esperanza si también puedo ir. Para mi gran sorpresa Eduardo me contesta que sí. Yo no puedo creer que tengo tanta suerte. No puedo creer que Eduardo se muestre dispuesto a llevarme para ver un programa triple: Los vikingos, con Tony Curtis y Kirk Douglas, El lechero, con Dany Kaye, y una película cómica de agentes secretos de la cual lo único que puedo recordar es que en un momento el protagonista, para librarse de sus perseguidores, se mete un chicle en la boca, hace un globo, y prendido del globo se eleva hacia alturas en las que ya no puede ser atrapado. La melodía de Los vikingos la puedo recordar todavía hoy, más de cuarenta años después, como si la hubiese escuchado recién ayer. Nos sentamos adelante (no sé por qué los chicos tienen -¿o sólo teníamos?- esa costumbre de sentarse adelante. El esfuerzo para ver teniendo la pantalla tan cerca, hizo que me quedara dormido, creo que con Los vikingos. Sin embargo, la fascinación que me produce esta película persiste durante años.