12 de diciembre de 2008

La imagen de hoy: "El sol de París", de Chagall.

Un monólogo de Iván, de Héctor Levy-Daniel.

IVÁN: Apenas habíamos entrado en la casa abandonada nos encontramos con un chico de unos dos o tres años más que nosotros, que por esa época andábamos por los once o doce. Rafael me lleva un año, nací justo un año después de él. El chico no nos vio cuando entramos y Rafael me tironeó del brazo y me obligó a que me escondiera atrás de un tanque de cemento que habían dejado en el patio y que nosotros conocíamos de memoria, porque no era la primera vez que entrábamos en esa casa. No me había terminado de arrodillar que él ya estaba parado a pocos metros de la sala donde el chico preparaba algo que yo no terminaba de entender. Tenía la respiración bastante agitada y Rafael trataba de contenerme haciéndome señas con la mano para que me callara. Atrás del chico se veían como unos bultos alargados que colgaban y se bamboleaban contra la luz del sol que entraba por la ventana. De pronto pude ver que el chico hacía ciertos movimientos con las manos y simultáneamente oí como un llanto de bebé estirado, escalofriante. Dejé escapar un suspiro que más bien fue un grito porque había podido darme cuenta de que el chico estaba ahorcando a un gato y por lo tanto los otros dos bultos eran dos gatos colgados que se meneaban como hamacas. El chico oyó mi grito e inmediatamente salió al patio para escaparse. Pero no pudo dejar de verme mientras cruzaba el patio y se acercaba al tanque. Era medio rubión, muy robusto, mucho más grande que yo y en los ojos verdes tenía un brillo asesino. Cuando se plantó enfrente de mí tuve la seguridad de que me iba a matar. Jamás hasta entonces había sentido tanto miedo y creo que jamás volví a sentirlo. Se abalanzó sobre mí, me tomó del pecho de la camisa y me levantó como si yo fuera una especie de almohada. Me preguntaba qué hacía ahí y me amenazaba con matarme si yo llegaba a contar algo de lo que había visto. Yo gritaba que no había visto nada, que no sabía nada y él me contestaba que yo estaba mintiendo. Yo le pedía por favor que me soltara, que me dejara ir. El chico se enfurecía cada vez más a medida que yo hablaba y como yo no podía parar, comenzó a golpearme. En pocos segundos yo tuve la cara y la camisa ensangrentadas. Yo escupía sangre mientras gritaba y también me salía a chorros de la nariz. Tan aterrorizado estaba que me había olvidado por completo de que Rafael había entrado en la casa conmigo. Me acordé cuando escuché que el chico exhalaba una especie de quejido, caía al suelo y dejaba ver el gesto de mi hermano. Rafael tenía un fierro en la mano y lo descargaba sin piedad sobre la espalda del chico. Tenía bien en claro que después de lo que acababa de hacer el chico no iba a dudar en matarnos a él y a mí, por lo cual lo mejor era darle una paliza de la cual no se pudiera reponer. Mientras el chico tuvo fuerzas para quejarse Rafael le descargó sobre el tórax por lo menos unos veinte golpes. Dejó de pegarle cuando vio que el chico ya no podía contestar. Yo calculo que le habrá roto las costillas en varios pedazos. Rafael casi acababa de cometer un asesinato para defenderme. Yo quería salir corriendo pero él me lo impidió. Sin preocuparse en lo más mínimo por el chico que estaba tirado al lado del tanque quiso entrar en la sala para ver los gatos ahorcados. Los tres gatos nos miraban con ojos muy abiertos y la lengua afuera. Los tres tenían las extremidades crispadas en un gesto demasiado humano, como si estuvieran rogando. La sangre que no dejaba de fluirme y el aspecto terrible de esos pobres animales me produjeron unas arcadas tan potentes que sin darme cuenta caí de rodillas en el suelo. Vomité con toda la energía de que era capaz, una masa verdosa amarronada surcada por islotes alargados de color rojo. Inmediatamente mi hermano me obligó a levantarme y sosteniéndome del brazo me ayudó a cruzar el patio con paso rápido.
A veces, cuando las pesadillas invaden mi noche, puedo ver el gesto asombrado y burlón de los tres gatos.

Monólogo de Iván: parte de este monólogo forma parte de la obra "Poker", de Héctor Levy-Daniel, obra ganadora del Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes 2006, del Segundo Premio Municipal de Dramaturgia (bienio 2006-2007) y de una Mención en el Concurso Internacional Casa de Teatro 2007, de República Dominicana .